miércoles, 24 de diciembre de 2008

STREGA! LA CABALLÉ DE ESCÁNDALO


MI ÚLTIMO DISCO, montado para felicitar las fiestas a los amigos:

Piangete voi? Pregunta Caballé acongojada en la entrada del recitativo de su gran escena final, con cavatina (15) y cabaletta de extraordinaria dificultad, de la Anna Bolena de Donizetti. El escenario es la Scala, templo de la lírica milanés donde se aplaude y se abuchea como en ninguna parte. Es el 21 de de febrero de 1982, la noche del más sonado escándalo en la carrera de la soprano. Previamente había cancelado el estreno y la siguiente función, víctima de una gastroenteritis. Pero la dirección del teatro no lo anunció hasta minutos antes de levantarse el telón y el furor del público impidió que su sustituta pudiera cantar, suspendiéndose el estreno y sitiándose el hotel de la Diva, con sensacionales titulares en primeras páginas de los periódicos. Esta noche de febrero por tanto estaba caldeada y los cuchillos afilados. El finale primo (1) había sido atronadoramente aplaudido, tras coronarlo la soprano con un fortísimo y sostenido Re sobreagudo, nota rara en su arsenal, que alcanzó en contadísimas ocasiones. Pero la voz de Caballé, no en perfectas condiciones, en otros pasajes muestra inseguridades y faltas en la coloratura, provocando sonoras quejas de un sector del público, respondidas por partidarios de la diva intentando acallarlas. Cuando en el Do agudo de infioRAta, durante el mencionado recitativo, la voz se quiebra en un grito, el tumulto alcanza su punto álgido. Strega (bruja)!, se oye gritar a un miembro del Loggione –el famoso gallinero scaligero de puristas. Pero Caballé, con nervios de acero, sostiene más allá de lo exigido la nota piano en tosto, mientras enemigos y partidarios desahogan sus mutuas recriminaciones. Restablecido el silencio, resuelve maravillosamente la cavatina, haciendo gala de su legendario fiato e insuperado pianisimo, y es aplaudida con entusiasmo por el público. Así que, en contra de lo que se cree normalmente, la función se salda con un relativo triunfo para la soprano, que sin embargo canceló el resto de las funciones y no volvió a cantar el papel. Sólo las más grandes estrellas generan escándalos semejantes y en la carrera de Caballé no han faltado. Aunque por supuesto la inmensa mayoría fueran triunfales, desencadenados por el prodigio de su voz. Este CD documenta algunas de esas noches de éxito de escándalo, cuando los aplausos atronan como en un estadio y el público atónito no da crédito a sus oídos. Como se oye comentar a dos afortunados espectadores del Carnegie Hall, después del milagroso arco de escala cromática con que concluye la cavatina de Parisina (2). Tras su increíble D’amor sull’alli rosee en Nueva Orleáns el teatro se viene literalmente abajo (4) y ella lo agradece interpolando dos inesperados sobreagudos en el consiguiente Miserere (5). En el Colón de Buenos Aires (9, 10) su asombrosa Liú se impone sobre la temible Turandot de Nilsson. Su plegaria de Pace, pace (13) desencadena una tormenta de celebración en una Scala esta vez totalmente rendida a sus pies. Y así en todos los demás testimonios de esta recopilación, desde la Maria Stuarda de la Salle Pleyel (6-8) a la Elisabetta con un interminable Oh, ciel del MET (14). Porque, después de todo, el maleducado “loggionista” de la Scala tenía razón. Caballé fue una strega, auténtica encantadora que en numerosas noches hechizó alma y sentidos de un público esclavizado, con el singular embrujo de su voz.


LISTA DE TRACKS DE LA RECOPILACIÓN
1 -Giudici... ad Anna! (Donizetti: Anna Bolena, Scala 1982)
2 -Sogno talor di correre (Donizetti: Parisina d'Este,Carnegie Hall 1974)
3 -L'amor suo mi fe' beata (Donizetti: Roberto Devereux, Carnegie Hall 1965)
4 -D 'amor sull' alli rosee (Verdi: Il Trovatore, New Orleans 1968)
5 -Quel suon, quelle preci (Verdi: Il Trovatore, New Orleans 1968)
6 -Figlia impura di Bolena (Donizetti: Maria Stuarda, Salle Pleyel 1972)
7 -Deh! Tu di un umile preghiera... (Donizetti: Maria Stuarda, Salle Pleyel 1972)
8 -Ascolta!... Ah! se un giorno (Donizetti: Maria Stuarda, Salle Pleyel 1972)
9 -Signore, ascolta! (Puccini: Turandot, Teatro Colón, 1965)
10 -Sia lasciata!... Tu che di gel sei cinta (Puccini: Turandot, Colón, 1965)
11 -Giusto cielo! (Cilea: Adriana Lecouvreur, Paris, 1975)
12 -Obeissons quand leur voix appelle... (Massenet: Manon, New Orleans 1967)
13 -Pace, pace, mio Dío (Verdi: La Forza del destino, Scala 1978)
14 -Ma lassù ci vedremo (Verdi: Don Carlo, Met 1972)
15 -Piangete voi?... Al dolce guidami (Donizetti: Anna Bolena, Scala 1982)

martes, 14 de octubre de 2008

KERRY (para comérselo) DEGMAN

ACABA DE CUMPLIR 20 años y ha regalado a sus muchos fans esta pose donde aparece (artísticamente) desnudo. Cuando vi la primera foto de este modelo made in USA no podía creerme que algo así fuera posible, sin el mármol y el cincel de Miguel Angel. No sé que habrá comido este chico del medio oeste norteamericano, pero debería declararse ya dieta de la humanidad por la ONU. Si la perfección existe se llama Kerry Justin Degman, y yo tenía que poner la foto aquí. He intentado buscar una excusa, ¿pero hace falta realmente? Los de corazón delicado deberían abstenerse de hacer click sobre la imagen. El afortunado fotógrafo es Arnaldo Anaya Lucca.

lunes, 6 de octubre de 2008

UN BAILE (DES)LUCIDO



LA REPRESENTACIÓN de Un ballo in maschera en el Teatro Real el pasado sábado, digámoslo desde el principio, no fue una ocasión memorable y desde luego no quedará en los anales del coliseo madrileño. El público, frío al principio, lo recibió al final con exagerado entusiasmo sin embargo. Personalmente disfruté con la función, aunque los momentos rutinarios y mediocres fueron demasiado numerosos para no empañar la evaluación final de un baile al que si asistes no te lo pasas mal, pero que podrías haberte perdido sin lamentarlo. Marcello Álvarez lleva poco más de una década sobre lo escenarios, a los que se subió tarde, pero su voz mostró preocupantes signos de deterioro. No le faltó voluntad y derrochó sensibilidad, estilo y fraseo ejemplar. Sin embargo los agudos fueron estrangulados, como exhalando el último suspiro desde el principio. Violeta Urmana mejoró notablemente a lo largo de la representación, yendo de un pasable "Ecco l'orrido campo" a un notable "Morró". La voz me sigue pareciendo excesivamente metálica,a veces chirriante, desprovista de ese terciopelo tan apreciable en otras sopranos verdianas, como Ponselle, Tebaldi o Caballé. Pero su Amelia cumplió con suficiencia. Sustituyendo a un enfermo Carlos Álvarez, Ludovic Tézier ofreció un sobresaliente Renato, de voz más clara que el barítono malagueño, pero con impecable legato, depurado estilo verdiano y sin los fáciles histrionismos veristas tan tentadores en este papel. Su conmovedor "Eri tu" fue uno de los momentos más brillantes de este baile menos lucido de lo que cabría esperar. A este barítono marsellés no hay que perderle de vista. El Oscar de Alessandra Marianelli estuvo falto de chispa y coloratura rutilante. Elena Zaremba encarnó una digna y contenida Ulrica. La nueva producción, compartida con el Covent Garden, se sitúa en el Boston colonial, impuesto por la censura de su tiempo a Verdi, en vez de la original Suecia dieciochesca. Sin pérdida ni ganancia en mi opinión. Algo aburrida en un principio, culmina con un golpe teatral de sencilla concepción y espectacular efecto. Un enorme espejo, que sirve de fondo a la escena segunda del tercer acto, devolviéndole su cara al auditorio, se levanta y se inclina para la última escena del baile, reflejando un piso subterráneo con escalera, ricamente alfombrado de rojo, a donde se extiende la actividad de los invitados a la fiesta. Otras ideas, como que Renato dirija su última aria a una estatua del Conde, tendida sobre una mesa y cubierta con una sábana, presagiando el inmediato magnicidio, contribuyeron a que en conjunto la función dejara buen sabor de boca. Además López Cobos dirigió con sensibilidad y precisión a una orquesta que sonó muy bien. Así que dejé el teatro sin arrepentirme de haber comprado la entrada en vez de un jamón de jabugo. Que con los tiempos que corren, y teniendo en cuenta mi devoción al ibérico, no es poco.

jueves, 28 de agosto de 2008

SE ACABA EL VERANO


Sigue haciendo calor, las playas continúan llenas, los turistas en cada esquina... pero el final del verano se anuncia. Pronto vuelta a la habitual rutina. Me resisto en vano a hacerme el cuerpo y publico esta imagen. Tomada en Guadalmar, cuando el sol de la tarde enrojecía la piel de Juanjo, un chaval entregado en la playa al placer elemental de la estación, acariciado por el agua y la brisa mediterráneas. Como tantos durante milenios. Aquí, en blanco y negro transformado, parece emerger de un mundo sin tiempo, con ecos de mito griego.

sábado, 9 de agosto de 2008

SANTA MARíA DEL MAR (BARCELONA)



Me he comprado, por fin, La Catedral del Mar. Pienso leerla en mi próximo viaje a Barcelona dentro de una semana. A ver si me gusta. No se me dan bien los bestsellers y La Sombra del Viento, de Carlos Ruiz Zafón, que leí en mi última semana en Barcelona en julio, me ha dejado algo decepcionado. Pasajes sublimes junto a pasajes realmente mediocres. No está mal y entretiene, pero no entiendo el alborozo crítico universal. Puede que me ocurra lo mismo con la novela de Idelfonso Falcones, aunque de ella sólo se han vendido dos millones de ejemplares. Mientras, cuelgo este pequeño montaje de algunas de mis fotos al templo y su entorno. El templo más desnudo y hermoso que he visto nunca.

martes, 29 de julio de 2008

SHELTER (EEUU, 2007), más amor que playa







ANOCHE VI "SHELTER", la primera película escrita y dirigida por Jonah Markowitz. Situada en San Pedro, un suburbio urbano de Los Angeles, con atractivas playas y muchos cuerpos húmedos y bronceados de surfistas, yo me esperaba una película entretenida para el verano, agradable a la vista y fácil de olvidar. Me equivocaba. Escribiendo ahora, aún conservo ese agradable regusto que suele experimentar el herido por Cupido el día después. Y es que resulta imposible no enamorarse de esta película o de su protagonista, Trevor Wright, un chaval de 22 años con el irresistible atractivo del joven Tom Cruise, pero bastante mejor actor, que interpreta a Zack, artista y grafitero de vocación, obligado a trabajar de cocinero en un cutre "diner" para ayudar a su familia, formada por una egoísta hermana alcohólica y Cody, su sobrino de 5 años con quien ejerce en efecto de padre. Preso de responsabilidades y de un noviazgo en realidad ya agotado con una compañera del instituto, Zack se asfixia en San Pedro y sólo encuentra refugio (shelter) en las olas, mientras surfea. Cuando regresa a casa el hermano mayor de su mejor amigo, escritor, gay y con dinero, Zack va a descubrir deseos que desconocía y la lucha entre quien realmente quiere ser y lo que esperan de él familia y amigos es el centro dramático de una historia bellamente filmada y contada con inusual ternura e inteligencia. No es simplemente salir del armario, sino hacerse cargo de su vida y aprender a volar. Ciertamente, la historia resulta predecible y tiene todos los tópicos componentes de lo que ya empieza a ser un género. Pero en su fondo hay corazón y emociones sinceras, de historia en parte seguramente vivida por su director. Con una fantástica banda sonora y un reparto perfecto, "Shelter" es también una de las películas más románticas que he visto y merece una audiencia mucho mayor que la normalmente reservada para las películas independientes de temática gay. En una escena en la cama, tras una primera noche de amor, fotografiado en primer plano, Zack vive seguramente el momento más feliz de su vida, ese instante de completo éxtasis ante la presencia del amado que sólo se experimenta, con suerte, una o dos veces. Trevor Wright lo refleja maravillosamente en su rostro y en sus hermosísimos ojos, como no recuerdo haberlo visto nunca en el cine. Es imposible contemplarlo, habiéndote enamorado realmente alguna vez, sin revivir ese bocado en el pecho que duele y gusta al mismo tiempo.

domingo, 8 de junio de 2008

ENCANTADO POR GOULD


SUPONGO QUE tenía que llegar el día. Me he comprado la caja con la discografía completa de Glenn Gould -80 discos con sus cubiertas en miniatura del album original- y sólo he necesitado escuchar a voleo tres de ellos para quedar enganchado. De este pianista canadiense, convertido en objeto de culto y escándalo desde su primera grabación en 1955 (la Variaciones Goldberg de Bach) y tempranamente desaparecido de un infarto a los 50 años, yo había escuchado alguna grabación, había visto un documental y tenía la edición conmemorativa de su primer disco. Pero hasta ahora no me había decidido a prestarle atención. No sabía lo que me estaba perdiendo. Este es el tipo de intérprete que merece el nombre de artista y no te deja indiferente. Lo amas o lo odias. Para mí ha sido amor a primera escucha.

Gould detestaba las actuaciones en las salas de concierto frente a centenares de espectadores y pronto las abandonó para refugiarse en la sala de grabación, donde encontró un calor tan reconfortante como el del vientre materno. Allí aprovechó la nueva tecnología de la alta fidelidad para aproximarse a un ideal de perfección y serenidad. Íntimamente comulga con la partitura. Le oyes a veces murmurar la melodía y no te importa. Porque de alguna manera ya presentías que se ha fundido con ella, la ha hecho carne en su cuerpo y la respira...

Pero no quiero seguir escribiendo, porque debo seguir oyéndole y me esperan muchos discos. Llevo demasiados años escuchando música sin Gould. Y ahora creo -no es hipérbole- que a la música sin él le faltaba algo. Atrevimiento, honestidad, encanto..., puede que hasta alma.

jueves, 5 de junio de 2008

... CASI TRES AÑOS DESPUÉS


HE VUELTO A VERLE esta mañana. No ha cambiado tanto en casi tres años. El pelo algo más largo lo lleva ahora de punta y un primer asomo de madurez se apunta en su rostro ausente, enfrascado en su elemental labor o quizás perdido en alguna ensoñación. Lo reconocí enseguida, claro. Barrenderos como éste en Málaga hay pocos. El uniforme, quizás ahora algo más ajustado, parece diseñado para él. Uno imagina siempre la belleza en una pasarela o anunciando cualquier cosa en cualquier valla, no limpiado las calles de tu ciudad. Pero él sigue haciéndolo con el mismo celo de entonces, cuando llamó mi atención y le hice esta foto en calle Larios con mi flamante Olympus. Continúa totalmente ajeno al efecto que produce en los otros. Concentrado en su escoba y sus colillas, como si su trabajo no le permitiera cruzar miradas con los transeúntes. Me intriga este ensimismamiento y me pregunto si será consciente del tremendo poder de su belleza. Esa belleza que, como decía Rilke, es el comienzo de lo terrible y sólo podemos admirar a distancia, en la medida en que se niega a admitir nuestra presencia y destruirnos con su abrazo.

sábado, 3 de mayo de 2008

EN LONDRES


ESTABA EN LONDRES y conocí a un chico inglés rubio y de ojos claros, brazos fuertes... Sólo los dientes eran curiosamente irregulares. Pronto fue amor a primera vista. Era actor de cine, aunque no una estrella. Le llevé, por primera vez para él, a la National Gallery. Luego en la calle se compró un cuadro. Me dijo que quería empezar a apreciar la pintura. Ya me estrechaba con su brazo derecho contra él. En un santiamén recorrimos así buena parte de la ciudad. El Tower Bridge brillaba como nunca, encendido aunque debía ser mediodía. Porque él me miró y dijo: ¿Almorzamos? Le respondí que sí, cuando ya empezaba a sospechar que aquello tenía que ser un sueño... Poco después me desperté. Pero volví a amodorrarme con la esperanza de comer con él. Seguí en Londres, pero él ya no estaba... Me he levantado con un melancólico vacío y durante un rato he sentido la carencia del amor perdido.

sábado, 12 de abril de 2008

CABALLÉ 75



Hoy cumple 75 años Montserrat Caballé, la más grande cantante lírica que ha producido este país en el siglo XX y la voz que más placer y alimento espiritual ha aportado a mi vida. Me ha acompañado desde mi adolescencia, ella me ha enseñado a amar la ópera. La he gozado en centenares de grabaciones en todo su milagroso esplendor; alcanzó a acelerarme el corazón en varias actuaciones en vivo, ya en la ladera declinante de la cumbre de su larguísima carrera; la he visto deteriorarse... Cómo podría ser de otra manera. Fueron cien heroínas y miles de arias y canciones en más de medio siglo en los escenarios de cuatro continentes. El terciopelo se ha gastado, el brillo se ha apagado... Quedan intactos -pude confirmarlo el pasado año en Viena- su magnetismo personal, la presencia de gran dama del canto, quizás la última diva entroncada con esa escuela belcantista iniciada con los castrados y que hoy tiene escasos practicantes.

La esencia de su arte, y su principal aportación a la gran tradición de la ópera, fue interpretar dentro de la línea de canto, sin distorsionarla y descartando histrionismos ajenos a la partitura y que suelen ser recursos para ocultar deficiencias técnicas en cantantes poco virtuosas. Su Violetta (memorablemente grabada para RCA), no necesita "ser dramática", sino simplemente cantar lo escrito por Verdi, siguiendo escrupulosamente sus indicaciones y añadiendo el toque personal mediante la belleza de su timbre, un refinado portamento y un medido uso de la mezzavoce y los filados. Con ello Caballé nos devuelve un principio fundamental de la gran tradición del belcanto y que parecía olvidado. Un cantante es un artista que produce hermosos sonidos, con bello timbre, buen tono y sensibilidad, agilidad de movimiento y auténtico legato.

Es triste para mí pensar en una escena operística sin Caballé en ella, pero siempre nos quedará la voz: exultante, orgullosa, contrita, desgarrada, temerosa... La magia de su voz, poderosa y ágil, que, sin perder brillantez ni riqueza armónica supo proyectar desde un penetrante fortísimo hasta una hebra delicadísima de sonido que flotaba hasta límites casi imperceptibles y nunca se quebraba. Una voz que sigue resonando en el oyente largo tiempo después de haber callado. Que expresó todos los sentimientos humanos y que a mí, por lo menos, me hizo más hombre. Felicidades Montserrat.
(Fotos: Cubierta del primer LP (1963) y glamourosa reciente pose)

DIEZ (Y UNA) GRABACIONES IMPRESCINDIBLES

1. Bellini, Donizetti, Verdi. Rarities. RCA (2 CDs)
2. Donizetti. Lucrezia Borgia . RCA (2 CDs)
3. Donizetti. Parisina. Grabación en vivo (Carnegie Hall, 1974, 2 CDs)
4. Bellini. Norma. Filmado en vivo (Orange, 1974, DVD)
5. Bellini. Il Pirata. EMI (2 CDs)
6. Verdi. La Traviata. RCA (2 CDs)
7. Verdi. Aida. EMI (3 CDs)
8. Verdi. Don Carlo. EMI (3 CDs)
9. Grandes Heroínas Operísticas. RCA France (2 CDs)
10. Puccini Arias. EMI (CD)

11. Caballé. Más allá de la música. Cameo (DVD). Excelente y emotivo documental.

56 de sus papeles en escena recopilados en: http://youtu.be/oFImCTYHL3E

jueves, 13 de marzo de 2008

CUATRO AÑOS MÁS

ME ALEGRO de poder seguir respirando el aire de un país decente, con un presidente de gobierno que sin grandes alardes ha hecho más por la felicidad y bienestar de sus conciudadanos que ningún otro en la historia de España.

Nunca he militado en nada, aunque mi corazón siempre palpitó hacia la izquierda. No creo en las grandes palabras con mayúsculas. No sé que es la Patria, el Honor o la Familia. Me mueven cosas más sencillas: que la gente pueda elegir la vida que quiera, sin peros ni inquisiciones; que quienes se amen y vivan juntos (adultos con o sin niños) encuentren el reconocimiento social que merecen; que los salarios sean cada vez más dignos; que la escuela sea pública, plural y sin malos hábitos; que los enfermos encuentren cuidado, los ancianos apoyo... Tras estos cuatro años, considero que Zapatero piensa lo mismo. Por eso me ha ganado. Y a once millones más. Cuesta creer en la política y en los políticos. Está de moda decir que todos son lo mismo. Pero no es cierto. Zapatero no es como otros. Le creo decente, honrado, con ganas de hacer todo lo que pueda para mejorar la suerte de todos. No creo equivocarme. Por eso me alegro de cuatro años más con Zapatero. Presidente.

sábado, 9 de febrero de 2008

MI ENCUENTRO CON JOSÉ CURA


CON POTENTE voz baritonal y magnético físico, el tenor argentino José Cura es claro sucesor de Domingo en el repertorio dramático. Además de compositor y director de orquesta. Su ‘Otello’ fue aclamado en media Europa en el año del centenario de la muerte de Verdi, compositor al que rindió homenaje en un disco donde Cura se dirige a si mismo, y su interpretación del moro recientemente en Barcelona (disponible en DVD) resultó poderosa y conmovedora. Controvertido e iconoclasta, su desafortunada refriega con parte del público en el Teatro Real, durante una representación de ‘Il Trovatore' en 2001, le ha mantenido alejado desde entonces del coliseo de la plaza de Oriente. Eso ha salido ganando el Liceu. Durante aquellas representaciones madrileñas y por dos horas largas, solos en una claustrofóbica habitación del Teatro Real, mantuvimos una animada charla, donde sin pelos en la lengua despotricó del público y de la crítica, de Bocelli y hasta de Verdi. De Domingo sólo le produjo risa que se quitara años. En esta recuperación a punto he estado de colocar la transcripción sin editar. Pero finalmente me he decidido por una versión más amplia y algo diferente de la publicada en su dia en la revista ELLE.


-¿Tu mayor virtud, como persona y como cantante?
-”Pues, no sé si tengo muchas virtudes. Supongo que hay una que puedo decir, sin pasar por arrogante. La tozudez. Como persona y como cantante. En mi vida pública siempre he sido un temerario, pero calculado. Yo nunca me he tirado a nadar, sin saber si iba a flotar. Temerario, pero no estúpido.”

-¿Y tu mayor defecto?
-”Como cantante, muchos. Según mis detractores, estoy lleno de defectos y a lo mejor eso es parte del encanto. Como persona, la impaciencia. No tengo paciencia para las cosas banales de todos los días. Aunque me puedo pasar horas retocando una foto, porque mi hobby es la fotografía. Mi mayor impaciencia es con la mediocridad. No la soporto y estamos rodeado de ella.”

-A ver, a ver…
-”Los medios, las compañías discográficas y el periodismo corrupto pueden crear ídolos e iconos de la nada. Gente que de un día a otro, utilizando golpes bajos, se trasforman en un imperio. Algo admirable desde el punto de vista del marketing, pero no digas que tu imperio es el imperio. Yo no tengo problema con que alguien quiera llamarse de pronto cantante de ópera, como tampoco querría el dia de mañana si yo canto música popular que me desprecien tampoco, si está todo bien, pero para autoconvencerte de tu propio valor en tu edificio hueco no ataques a todos los profesionales que tenemos los ladrillos bien llenitos. Para llamarte cantante de ópera no hagas que en cada artículo que se escriba sobre tí se demuela a los otros cantantes sí verdaderamente de ópera. Vive tu vida y deja en paz a los demás”.

-Veo que Bocelli no es santo de tu devoción.
-"Yo a Bocelli lo conozco, nos hemos encontrado varias veces y no tengo ningún tipo de reacción alérgica por su carrera, Me parece admirable lo que está logrando, considerando los elementos de la base. Lo que sí me molesta es una cosa que no es de Andrea, sino aparentemente de su equipo de promoción. En los últimos artículos que estoy leyendo sobre él, hay siempre unos cuantos párrafos en los que para ponerlo a él en un cierto status tienen que demoler mi trabajo. Y lo que yo digo es, querido Andrea, si lo que haces está tan bien, ¿para qué atacarme a mí? Y me viene la mala leche, porque leees que para ensalzar el disco de Verdi de Andrea, que puede estar bien o mal, eso va en gustos, hay que sistemáticamente destruir el disco de Verdi de Cura.”

-¿Qué personaje histórico te hubiera gustado ser?
-”Me hubiera gustado mucho ser Bach, porque en música es el alfa y el omega. Después de él no hay nada nuevo bajo el sol, todo es un comentario de Bach, lo dijo hasta el mismo Mozart.”

-¿Cantas en la ducha?
-”No, jamás. Cuando eres un profesional de algo, cuando llegas a casa es para dejarlo.”

-Un libro que te haya marcado.
-”Muchos. Me han impresionado, por ejemplo, las novelas de Morris West. Una que me marcó de joven, y que quiero volver a leer, porque después de todo lo que me ha pasado lo haría con nuevos ojos, es ‘Los bufones de Dios’.”

-Si pudieras entrevistarte con Verdi, en este centenario de su muerte, ¿qué le dirías?
-”Pues que por qué no tuvo, no diría el coraje..., mmmm...”

-¿La temeridad?
-”Sí, la temeridad de desafiar más a su medio. Operas como ‘Don Carlo’, ‘Otello’, ‘Falstaff’ o ‘Un Ballo in Maschera” son obras maestras absolutas. Y para mi gusto, ninguna de sus obras anteriores tienen esa profundidad musical. Aparte de sus comienzos, donde aún estaba en la búsqueda, hay todo un periodo intermedio, donde se nota, se huele, y lo entiendo, donde hizo un compromiso de marketing. Pero si este hombre finalmente dijo, ya no me importa lo que digan, ni necesito más dinero y voy a escribir lo que quiero que sea mi legado y nos dejó esos grandes cinco títulos, imagínate si lo hubiera hecho antes… Podrían ser quince”.

-Lo que también parece es que no le gustaban demasiado los tenores y escribió mejor música para los barítonos.
-”Sí. Otello, su mejor papel de tenor, salvo cuatro puntas aquí y allá, es esencialmente un rol de barítono. Verdi escribió mejores páginas para el barítono, y no sólo musicalmente, sino también desde el punto de vista psicológico del personaje. Por ejemplo en ‘Il Trovatote’. ‘Il balem’ y la escena posterior es mucho más profundo -y lo siento por los fanáticos de la ópera- que ‘Di quella pira’, que está muy bien como compromiso y marketing, porque él sabía que eso era lo que iba a vender la ópera.”

-¿Crees que la ‘donna e mobile’?
-”Sí, pero no creo al punto de ‘qual piuma al vento’, sobre todo estando casado con una mujer excepcional desde hace más de quince años, y mi mujer es muy ‘mobile’, pero de ‘piuma’ nada.”

Con qué música te relajas?
-”En casa no escucho ópera. Pongo Ella Fiztgerald, Frank Siantra, Michael Jackson, Madonna, esa música me encanta.”

-¿Qué tres cosas te llevarías a la famosa isla desierta?
-”No cosas, gente. Me llevaría a mi familia, mi mujer y mis tres hijos, pero eso es muy obvio. A mi perro. No me llevaría, por supuesto, ni un teléfono. Y creo que nada más. Porque si mañana me dijeran que yo puedo trabajar en cierta cosa que me permitiera dar a mi familia el mismo nivel de vida que puedo darle en el mundo del espectáculo, dejaría todo mañana y me dedicaría a esa cosa, porque si hay algo que me pone loco es tener que viajar contínuamente, es la única cosa de este trabajo que no soporto. No me importa pelear con productores o tener que aguantar la humillación de un público mentecato que viene pagado para pitarte. Pero estar siempre en el avión y tener que llamar por teléfono a casa para que tu hijo te cuente como le fue en la escuela, eso, eso... es duro.”

-¿Te imaginabas en tus comienzos esta carrera?
-”Nunca quise ser cantante, nunca me lo propuse. Hasta que descubrí que entre las tres o cuatro cosas que era capaz de hacer, lo de cantante iba a ofrecer unos resultados más inmediatos. Y en la vida hay que hacer compromisos...”

-Un poco como Verdi.
-”No, un mucho como Verdi. Con la diferencia de que yo no he hecho nunca concesiones. Por eso de mí podrás leer cosas maravillosas y las más horribles, lo cual me da mucho orgullo.”

-Bueno, los cantantes más controvertidos -Callas, por ejemplo- han dejado más huella.
-”Sí, y eso no ha pasado con muchos artistas. Sino con unos cuantos que han roto moldes y han quedado en la historia. A Verdi le pitaron la noche del estreno de ‘La Traviata’. Y a mí todavía me va muy bien, que me arreglan con un pitido. A la Callas le tiraban rábanos. Pero hoy se habla de la ópera antes y después de Callas, y no de antes y después de Tebaldi, su presunta rival. ¿Y por qué? Porque Tebaldi hacia las cosas muy bonitas, pero sin molestar a nadie. Y María dijo: yo quiero hacer las cosas así y al que le guste que me siga y al que no, que me odie.”

-Unos dicen que en el escenario tienes una presencia magnética. Pero otros ven un egocentrismo que interfiere con tu interpretación. Por ejemplo, como cuando cantaste ‘Cielo e mar’, en una producción de ‘La Gioconda’, mientras te pasabas una enorme cuerda por la entrepierna.
-”Eso no es verdad, aunque esa escena fue controvertida. Esa historia la creó la prensa alemana, que es a veces muy zafia. Algunos países tienen obsesión con todo lo que sea sexo. Y es como decimos en Argentina, mientras más corto tienes el pito más obsesionado estás. ‘Cielo e mar’ es una fantasía erótica del personaje sobre su mujer ideal. Y cuando yo canté el aria en la Scala en lugar de hacerlo con las piernas abiertas y los brazos en cruz, como hacen todos los tenores, traté de transformar lo que se veía en una actitud lo más sensual posible, sin caer en la vulgaridad, y lo hice tumbado en una roca que había en el escenario… El si bemol final no es más que una especie de desahogo orgásmico. Bueno, pues esto causó algo de revuelo.”

-¿Por qué dirigirte a ti mismo en el disco de homenaje a Verdi?
-”O encotrábamos un gran divo de la batuta y entonces era el disco de ese divo, cantado por mí. O un director absolútamente desconocido, que hiciera lo que yo quisiera. Y ni una cosa ni la otra era justa. Yo tenía una cierta concepción de los recitativos, de los colores, y quería que, para bien o para mal, ese fuera mi legado en esas arias. Y no hay trampas. Estoy frente a la orquesta, moviendo las manos y cantando al mismo tiempo. Que no es el caso de otros discos de Verdi de este año, que se han hecho con multitracks, como la música popular.”

-¿Has escuchado el de Bocelli?
-”Sí”

-¿Y qué te parece?
-”Que es un disco de Bocelli. Y no te digo más, tu ya interpretas..."

-¿Y lo escuchaste porque tenías curiosidad?
-”No, porque me lo mandaron de regalo, lo cual está bien."

-En tu disco de arias de Verdi, la foto es de ‘chico de póster’. ¿No temes que te confundan con en ese montón de cantantes de opera que venden más por la cara que por la voz?
-”Sí, pero es el tiempo el que cura las heridas. Compras por ese primer impacto, pero luego lo escuchas y compruebas que hay algo más. Si la fotogenia puede abrirte una carrera al inicio, tarde o temprano se te cae la estantería si no está respaldada por algo más. Al contrario que muchos de mis colegas, mi carrera es en el teatro y no discográfica. Tengo unas 80 funciones al año y no grabo nunca nada que no pueda cantar encima de un escenario. En mis discos no hay inventos de computadora. Y si no te lo crees ven a escucharme al teatro.”

-¿Qué te gustaría que dijera tu epitafio?
-”Algo como... Nos ha roto las bolas a todos por tantos años. Ojalá estuviera aún aquí para seguir haciéndolo”.