sábado, 31 de diciembre de 2011

LOS LIBROS CALLAN: MUERTE DE UNAMUNO



Aquí, de noche, solo, éste es mi estudio;
los libros callan:
de los poetas, pensadores, doctos,
los espíritus duermen;
y ello es como si en torno me rondase
cautelosa la muerte.
...
Y me digo: "Tal vez cuando muy pronto
vengan para anunciarme
que me espera la cena,
encuentren aquí mi cuerpo
pálido y frío
-la cosa que fui yo, este que espera-,
como esos libros silencioso y yerto
parada ya la sangre,
yeldándose en las venas,
el pecho silencioso
bajo la dulce luz del blando aceite,
lámpara funeraria".

(Fragmento del poema escrito por Miguel de Unamuno en la Nochevieja de 1906, exactamente treinta años antes de su muerte en ese mismo estudio de Salamanca)

domingo, 13 de noviembre de 2011

RESFRIADA Y MARAVILLOSA

Anoche los afortunados asistentes en la Sala María Cristina de Málaga al recital de Mariola Cantarero (increíblemente había asientos vacíos), disfrutamos no solo de una actuación realmente memorable, sino también -en mi opinión- del alumbramiento de una gran artista. Recién casada y con un buen resfriado encima -entre aria y aria tuvo que pedir un kleenex al público, con su acostumbrada campechanería- , algo más esbelta y yo diría que emocionada, hizo por fin la soprano granadina su debut en la ciudad (y no pudo ser en el Teatro Cervantes, nada extraño dado el alarmante deterioro de la errática política de programación de nuestro teatro municipal). Con un completo programa de arias de ópera, canciones y romanzas de zarzuela, la Cantarero demostró cómo ha llegado a dominar su espléndida voz, modulándola con expresividad desde el pianísimo hasta el fortísimo, pero también -e igualmente importante- su notable madurez como intérprete y artista. Vimos a una cantante desafiando catarro y señora completa de su arte. Capaz de meterse en cada papel en mente y cuerpo, desde la regia Bolena a la casquivana Margot, pasando por la ingenua Linda. Con una voz pletórica y moldeable, segura en todos los registros, que esta noche sonó, para mis oídos, más bella que nunca. Una artista en fin que dejó su impronta en cada pieza, haciéndola suya.

Comenzó el programa con Mozart, para ir calentando la voz con una cancioncita, Un moto di gioia, el aria de Susanna Deh vieni, non tardar de Le Nozze di Figaro y la temible aria de Donna Anna Crudele!... Non mi dir del Don Giovanni, donde exhibió afrenta en el recitativo, dulzura en el larghetto y deslumbrante coloratura en la sección final. Con ello disipó mis temores de que el refriado que ella anunció nos jugara una mala pasada. Tras un intervalo pianístico, a cargo de su excelente acompañante, Giulio Zappa, continuó con las dos espléndidas arias de Donizzeti de las que dejo aquí testimonio videográfico. En la segunda parte, con los Cuatro Madrigales Amatorios de Rodrigo se reveló también como consumada recitalista de canciones. Y tras dos piezas pianísticas de Albéniz, concluyó con tres romanzas de zarzuela, el Vals de Chateau Margaux, No sé qué siento aquí, la Canción Veneciana, Pensando en el que la quiere, de El Carro del Sol y su ya habitual Polaca, Me llaman la Primorosa, de El Barbero de Sevilla, acompañándose ella misma con castañuelas. Como sola propina, pero absolutamente maravillosa, Che il bel sogno di Doretta, de La Rondine de Puccini, donde derrochó pianos deslumbrantes y emocionada expresividad. Broche de oro a una gran noche de Canto con mayúsculas.


Pese al rapapolvo del presidente de la Fundación Unicaja -poco interesado en que momentos artísticos memorables queden registrados para disfrute de muchos en un mundo nuevo, en el que él no habita, de comunicación sin fronteras e intercambios culturales sin estúpidas cortapisas legales-. pude grabar con mi iPhone estas dos arias con las que Cantarero finalizó la primera parte del recital. En Piangete voi? y Al dolce guidami, de la escena final de Anna Bolena, exhibió un agudo seguro, etéreos pianísimos, y punzante dramatismo. Como se aprecia en el video, aprovecha el intervalo entre el recitativo y la cavatina para aclararse la nariz y al final se le ve solicitando un pañuelo. Seguidamente despachó con soltura y aplomo la vistuosística aria de entrada de Linda di Chamounix, O luce di quest' anima (mejor trabajada que en el reciente recital de Nerja), ópera con la que se presentará en el Liceu de Barcelona en diciembre, junto al tenor jerezano Ismael Jordi. Yo ya tengo entradas, claro.



domingo, 2 de octubre de 2011

LO SUYO ES LA COPLA


José Manuel Zapata, ayer en la Sala María Cristina de Málaga, inauguró el Ciclo Voces de esta temporada con un ecléctico recital. Buena voz, pero escasa imaginación, exhibió en Cuatro Lieder Italianos de Schubert y Seis Baladas Íntimas de Albéniz en la primera parte, mientras que en la segunda, ya calentado, se animó con los Seis Caprichos Líricos de M. García y Cuatro Tangos de Gardel. Como propinas un llamativo O Sole Mio y este apasionado Y Sin Embargo Te Quiero. ¿Será lo suyo la copla?

miércoles, 17 de agosto de 2011

GARCIA LORCA: 75 AÑOS HOY


En el 75 aniversario de su muerte indebida -al parecer en la madrugada del 17 de agosto del 36, dos días antes de lo que hasta hoy se pensaba-, un pequeño y personal recuerdo de Federico García Lorca, en un montaje de unas fotos realizadas en un solo día (domingo, 14 de agosto) usando mi iPhone y la aplicación Hipstamatic, con música de Angelique Ionatos (O Adonis). No quería imágenes del poeta y su paisaje inmediato -solo he incluido un retrato suyo junto a una reciente y excelente antología de su poesía realizada por Antonio Gamoneda-, sino imágenes que de alguna forma evocaran par mí su mundo y su destino. No su obra popular y trascendente; tampoco su biografía de atrevimientos y temores, ni su temprana desaparición, víctima de rencillas y mezquindades vecinales al abrigo de la represión de una guerra despiadada -lo que acrecienta aún más si cabe el horror de su sacrificio inútil-. En un ejercicio de asociación libre de imágenes, solo he querido buscar algo de mi García Lorca, aquella sombra del hombre que creo entender y sigue viva en cosas, miradas, esquinas...





domingo, 17 de julio de 2011

CANTARERO & BROS: UN FESTIVAL EN NERJA


Un fantástico recital de Mariola Cantarero y José Bros clausuró la edición 52 del Festival Cueva de Nerja, con un completo programa de arias y dúos de ópera y zarzuela, donde se combinaron piezas habituales con otras menos trilladas del repertorio típico en eventos estivales destinados al gran público. Aunque hay que resaltar desde el principio que en esta ocasión, por calidad y seriedad de interpretación, ambos cantantes me hicieron olvidar pronto que estaba en una cueva y esto era un festival veraniego. Tras una vivaz interpretación de la obertura de Guillaume Tell de Rossini, por parte de la Filarmónica de Málaga bajo la batuta de su director titular Edmon Colomer, Mariola Cantarero rompió el fuego con O luce di quest' anima, aria de entrada de Linda de Chamounix (Donizetti) , ópera que tiene previsto cantar en el Liceu el próximo diciembre, compitiendo en el otro reparto con la mismísima Diana Damrau. Aunque puede mejorar los embellicimientos y añadidos, por lo visto ya, la Cantarero no tiene que temer a las comparaciones. Exhibió una voz ágil y controlada en los agudos y filados, y al mismo tiempo de cuerpo y sustancia, con un ataque en el fraseo adecuadamente dramático. La joven soprano está madurando vocal y artísticamente. Así lo demuestra su entregada interpretación de la temible escena final del acto I de La Traviata, superior a la ofrecida en Sevilla la pasada temporada, cuando debutó con el personaje de Violetta. El Ah, fors' è lui bellamente filado y sentido y el Sempre libera valientemente atacado, con seguridad tanto en el piano como en el forte.

José Bros, cuando la voz le responde plenamente en el agudo, es para mí el mejor tenor lírico del momento, quien más placer me produce. Con timbre mucho más bello que el de Alfredo Kraus, pero con semejante elegancia en el fraseo y estilo en el ataque, es digno sucesor del maestro. Por suerte esta noche llegó en plena forma desde el primer momento, ofreciendo una maravillosa interpretación de la escena de Corrado en el acto I de Il Corsaro (Verdi). Aunque se echó de menos el coro y la repetición de la cabaletta, el recitativo lo despachó con apropiado tono heroico, la cavatina Tutto parea sorridere puede cantarse con algo más de ensoñación interior, pero Bros, ejemplo de equilibrio en todo lo que hace -complementando siempre drama y técnica- , ofrece aquí la ternura necesaria, sin olvidar el metal del guerrero, mientras que en la agitada cabaletta Si: de' corsari il fulmine llama con apropiado squillo a la destrucción del poder turco. En la manida E la solita storia del pastore de L'Arlesiana (Cilea) supo mostrar sentimiento, sin caer en el sentimentalismo, y, con fraseo inmaculado, escapar de los amaneramientos que la tradición ha acumulado en esta archipopular aria de tenor. Tras una ajustada interpretación de la Obertura de La Forza del Destino, ambos cantantes cerraron la primera parte operística aunando con efectividad sus voces en el dúo del acto I de Lucia di Lammermoor (Donizetti), que, aunque comenzado algo abruptamente (se suprimieron los intercambios en arioso tras la entrada de Edgardo), fue cantado con sensibilidad, brillantes agudos y expresividad dramática, dejándome con ganas de ver a ambos cantantes en la ópera completa.

La segunda parte del recital estuvo dedicado a la zarzuela, con el Preludio del El Tambor de Granaderos y dos excelentes dúos, uno de La Tabernera del Puerto y otro de La Dolorosa. En éste especialmente Cantarero exhibió un potente registro grave -algo notable para una cantante cuya tesitura más cómoda parece ser la lírico-ligera de agilidad-, lo cual, unido a la sustancia y proyección de su voz, seguramente anuncia para un futuro inmediato exploraciones por terrenos más dramáticos. Mientras que Bros demostró cómo el buen gusto y la técnica belcantista ennoblecen un género quizás mal llamado chico. Igual efecto consiguió en sus intervenciones solistas, con la romanza Mujer de los negros ojos de El Huésped del Sevillano y una lectura particularmente poética de Por el humo se sabe (Doña Francisquita). Cantarero, por su parte, regaló brillantes agilidades en la romanza En un país de fábula de La Tabernera del Puerto y reveló vena cómica en No sé qué siento aquí, el vals de la borrachera de Château Margaux. Con sendos encores en solitario -Me llaman la primorosa (El Barbero de Sevilla) y No puede ser (La tabernera del puerto)- y el dúo Caballero del alto plumero (Luisa Fernanda) soprano y tenor cerraron un gran recital, cuyo igual no veremos en mucho tiempo.






(Tres muestras, capturadas con mi iPhone, de un recital que es una pena que no se grabara profesionalmente para su comercialización, al menos en CD. En youTube he colgado cuatro más, fáciles de localizar a partir de los aquí insertados. Y perdón por los Bravos, Bravas y Bravis, pero no pude contenerme).

miércoles, 13 de julio de 2011

SENTO LA GIOIA: TAMERLANO EN EL LICEU


Qué noche la del pasado sábado, 9 de julio, en el Liceu. Cuatro horas de ópera seria barroca -en versión concierto encima- volaron y permanecerán en mi recuerdo como una de las veladas operísticas más memorables de mi vida. Por supuesto Tamerlano es una cumbre de la obra dramática de Handel, compuesta en 1724, el mismo año que Giulio Cesare, e inmediatamente antes que Rodelinda, obras maestras absolutas todas ellas. Pero Tamerlano además, sin duda debido a la reciente llegada a Londres y disponibilidad del famoso tenor italiano Francesco Borosini, terminó siendo una obra bastante inusual e incluso única dentro del panorama operístico de su tiempo. Para empezar, su papel de Bajazet, noble sultán turco sometido por el mongol Tamerlano, ofrece a un tenor de tesitura media y potente expresividad dramática una oportunidad de lucimiento rara en la ópera barroca y, con mayor número de arias, incluso competir -algo totalmente insólito- con el primer y secondo uomos, ambos castrados, de acuerdo con las preferencias vocales de la época, y estrellas oficiales de la representación. Además, en la escena final muere sobre las tablas -otra novedad- con dos emotivos y dramáticos ariosos, separados por recitativo, que subrayan la grandezza de su amor paternal -tema central de la ópera- y la superioridad moral de su personaje. Curiosamente también, el papel principal, encomendado al célebre Senesino (Francesco Bernardi), no es el de Tamerlano -creado por un tal Andrea Pacini-, sino el de Andrónico, general griego a las órdenes del momgol y enamorado de Asteria, hija de Bajazet, que estrenó la famosísima y veleidosa soprano Francesca Cuzzoni. El otro papel femenino, Irene, princesa de Trabisonda y prometida de Tamerlano, fue encargado a una cantante de más baja tesitura en lugar de a la otra soprano del momento, Fausta Bordoni. Seguramente Handel estaba cansado de esa rivalidad de reinas que vendía entradas a costa de infinitos dolores de cabeza. La voz de bajo, más apreciada en el barroco que la de tenor, cuenta solo con un aria en el papel de Leone, confidente de Andrónico. El repentino empeño de Tamerlano de desposar a la hija del rival derrotado desencadena una tormenta de pasiones encontradas y crea todo el conflicto dramático, en la mejor tradición de la ópera barroca.

El Liceu, aunque sin invertir en una costosa producción como el Real hace tres años, compensó reuniendo un espectacular reparto de estrellas, a excepción de Plácido Domingo todas ellas debutando en ópera en el teatro de las Ramblas. Si bien la mezzosoprano Anne Sofie von Otter, que cantó con eficiencia su coloratura, exhibió una voz algo débil y excesivamente madura para el papel de Irene. A la atractiva Sarah Fox se le escaparon algunos estridentes agudos. Pero su Asteria tuvo la determinación y presencia dramática requeridas, con bello timbre y soltura en las agilidades, uniéndose memorablemente con la voz de Max Emanuel Cencic en el maravilloso dúo Vivo in te del acto III. Cencic es un notable contratenor croata, con facilidad tanto en la coloratura como en el canto spianato elegíaco y, aparte de un grito puntual haciendo las veces de agudo, brilló en el exigente papel de Andrónico. Aunque, vista su actuación en el Teatro Real, yo hubiera preferido a Sara Mingardo. Plácido Domingo, aclamado con bravos desde la primera intervención, a sus 70 años constituye un insólito milagro vocal. Conserva el bronce de su bello timbre de tenor con tintes baritonales, exhibe inteligencia en el fraseo -aunque el recitativo barroco no sea su fuerte- y derrocha perspicacia interpretativa en el personaje dramáticamente más rico de la ópera, debatiéndose entre las severas demandas de su honor y las tiernas inclinaciones de su amor paternal. Despachó con eficiencia la coloratura de sus arias de furore y fue tremendamente emotivo en su última escena. Con todo, a ratos parecía reforzar el apoyo del diafragma con sus manos y el esfuerzo que realizaba era demasiado evidente. Sobre todo frente a la desenvuelta exhibición de canto ofrecida por Bejun Mehta, que, con fascinante presencia vocal, elevó su papel de secondo uomo -con menos arias- a protagonista absoluto de la ópera.

Las agilidades de sus temibles arias, complicadas por él aún más en los ornamentados da capos, parecían en su voz juego de niños. Mehta podría haber cantado igualmente Andrónico, con más oportunidades para exhibir el legato y canto spianato del que ofrece inmaculadas muestras en su espectacular disco de arias de Handel (Ombra Cara. Harmonia Mundi). Pero el cínico Tamerlano le permite un canto de agilidad más vistoso. De ambas facetas del belcantismo demuestra ser maestro un contratenor que ha venido a derribar mi antigua preferencia por la voz de una contralto como Stuzmann para estos papeles imposibles de castrados. Creo que Bejun Mehta me transporta, como ningún otro cantante, a lo que debió ser el placer belcantista barroco. La suya es una voz bellísima y homogénea en todos los registros, poderosa y expresiva, segura en el agudo -forte o piano- y con un sensible uso del registro de pecho, una rareza entre los contratenores. De hecho, al contrario que con Cencic -que tiene voz de menos cuerpo y proyección, propia de su cuerda-, con Mehta enseguida olvidas que escuchas a un contratenor. Este es simplemente un gran cantante, produciendo un sonido glorioso y entregado con abandono al brillante artificio del barroco, cuando la voz humana, y particularmente la del castrado, reinó suprema. Por ello resultó apropiado -y en línea con las prácticas de ese tiempo- que Mehta sustituyera el aria Bella gara che faranno, de comienzo del segundo acto, por una más festiva y pirotécnica, Sento la gioia, con obligato de trompeta, de otra ópera handeliana (Amadigi di Gaula) -algo vergonzosamente inadvertido por toda la crítica especializada de la prensa.


El hecho de que, menos Bejun Mehta y Sarah Fox, todos leyeran su papel partitura en mano deslució algo la función, menoscabando los encomiables esfuerzos de expresión dramática. Particularmente en el caso de Domingo, que incluso leyó su emotiva escena final. Era como contemplar una sesión de grabación en estudio y en ciertos momentos preferí cerrar los ojos. La reducida orquesta del Gran Teatre del Liceu sonó ágil y apropiadamente barroca en manos de William Lacey, que supo mantener equilibrados tempi y producir un sonido brillante pero a la vez acomodado a las voces, que no tapó en ningún momento. El cuarto de hora de ovaciones finales -con sendas capturas de ramos de flores al vuelo por parte de Domingo y Mehta- estuvo justificado. No sólo aplaudimos la leyenda de Domingo -razón por la que buena parte del público acudiría al teatro esa noche-, sino también una soberbia ópera, muy bien servida por un conjunto notable de voces, y particularmente la de Bejun Mehta, para mí la estrella más brillante del presente universo operístico.




(A pesar de la deficiente toma de sonido, el primer y tercer videoclips -grabados en la función reseñada por un espectador con más valor que yo- ilustran dos momentos culminantes de la representación: última aria de Tamerlano en el acto III y muerte de Bajazet al final de la ópera. En el segundo videoclip, de promoción de su disco Ombra Cara (Harmonia Mundi), Mehta canta el aria "Sento la gioia" (Amadigi di Gaula) , con la que sustituyó el aria de Tamerlano del acto II. Finalmente, durante los aplausos finales alcancé al menos a grabar las capturas de ramos de flores.)


sábado, 18 de junio de 2011

UN TEST



Bonito y rápido test para comprobar si tenemos una mente -yo no diría sucia- algo condicionada por las hormonas. ¿Nada más mirar la ilustración no has visto la primera letra del alfabeto adornada con dos circulitos, sino cosa bien distinta? Pues ya sabes, la tienes. Como yo, que por más que miro no consigo ver la vocal.

domingo, 29 de mayo de 2011

EXPLOSIVO NIKOLAÏ LUGANSKY



Con un programa centrado en List -delicado y potente Valle de Oberman, sentido Isolden's libestod, encantador Juegos de agua de la Villa d'Este, tres explosivos Estudios de ejecución trascendental...-, pero que también incluyó el Carnaval de Viena de Schumann como desenfadado calentamiento, Nicolaï Lugansky ofreció anoche en la Sala Maria Cristina de Málaga (que, con agregados tras el intermedio, terminó abarrotada a pesar de la Final de Copa de Europa) un concierto realmente memorable. Con prodigiosa técnica, acarició y golpeó al instrumento como no recuerdo haber visto nunca. Elegante y de buena planta, el pianista exhibió un alarde de virtuosismo que por momentos nos transportó a esa edad del Romanticismo decimonónico, donde el piano reinó supremo en los privilegiados Salones europeos. Arropado por el bello y adecuado entorno, el resultado fue casi mágico. Yo, que comencé con ocasionales miradas al partido de fútbol en mi iPhone (de hecho llegué a celebrar el primer gol de Pedrito con los Juegos de agua como banda sonora), pronto acabé por concentrarme exclusivamente en el deslumbrante concierto. Cuando alguien arranca sonidos semejantes al piano, ni el Barça puede competir.






(Grabé los tres bises y aquí los cuelgo, como ilustración. A pesar de la inadecuada toma de sonido, creo que pueden apreciarse las cualidades soberbias del intérprete).

domingo, 8 de mayo de 2011

COCA-COLA: 125 AÑOS DE EFERVESCENCIA











Un día como hoy
, hace siglo y cuarto, un señor de Atlanta con dolor de cabeza entró buscando remedio en la farmacia de un tal John Pemberton, que le vendió un brebaje -de su propia imvención-, una mezcla de semillas de cola y hojas de coca -sí, de esa, de esa coca- y, aunque no sabemos si le quitó la jaqueca, debió quedar bastante contento. Pronto se le añadió gas y se la puso al fresco, comercializándose por 5 centavos como bebida refrescante para calmar la sed. Frank Robinson le dio nombre y diseñó caligráficamente uno de los logos más universales de la historia. Pemberton acabó vendiendo su fórmula por 2.300 dólares y la nueva empresa empezó la fulminante conquista del mundo. Bandera de América del Norte como Superman, la chispa de la vida se convirtió pronto en símbolo del arrasador imperialismo estadounidense. Pero también como icono cultural, consagrado en museos por Andy Warhol, ha llegado al último rincón del planeta. A mí, con muchísimo hielo, no hay bebida que me guste más. Quizás me encanta el cosquilleo en la garganta más que ese indefinible sabor que hoy cumple 125 años. Sé que no debe ser bueno, pero la bebo como el agua y no podía pasar por alto este aniversario. La vida sería más aburrida sin su efervescencia.


viernes, 22 de abril de 2011

SOLEDAD TRAS LA BUENA MUERTE



No sé si se contagiaron los hermanos de la Cofradía de Mena de la temeridad que se le supone a los caballeros legionarios. Pero en un Jueves Santo de tormenta, gris y frio, aprovecharon un clarillo -dicen que animados por el pronóstico meteorológico de la NASA- para sacar a sus titulares. Los únicos que recorrieron las calles ese día. Iban con algo de prisa, el itinerario recortado, pero allí estaban los novios de la Muerte, los nazarenos y las bandas de música. La Virgen de la Soledad, estrenando manto nuevo y todo. Así pasaron frente a mi iPhone, camino de la Alameda.

miércoles, 20 de abril de 2011

Y LLORÓ HASTA LA CORNETA


La lluvia suele estropear las procesiones de Semana Santa en Málaga y este año no ha sido una excepción. La Cofradía de la Sangre, con sede al lado de mi casa, por temor al aguacero anunciado para la madrugada, suspendió su salida. El ambiente estaba frío y la tristeza se respiraba mezclada con el incienso. A un jovencísimo hombre de trono no lo consolaban ni los besos de su novia. Las lágrimas brotaban con facilidad. Y, como se ve aquí, en mi último video de procesiones, durante el modificado recorrido del Cristo de las Penas, en la plaza Montaño lloró hasta la corneta.

domingo, 17 de abril de 2011

DE MI BALCÓN A YOUTUBE (con perdón)


Son mis primeros vídeos en YouTube y son malos, malos... Lo sé. Pero, tras años dándole vueltas, por fin me he decidido a publicar un vídeo en internet. Es tan fácil hacerlo desde el iPhone -con el que he grabado esto desde el balcón de mi casa este mediodía y esta madrugada de Domingo de Ramos- que uno se explica las chorradas que se cuelgan. Bueno, como ésta. El próximo será mejor. Espero.


domingo, 3 de abril de 2011

mis 100 películas: 6. Shelter














SHELTER (EEUU, 2007). Dir: Jonah Markowitz


Resulta difícil no enamorarse de esta película o de su protagonista. Trevor Wright, un chaval de 22 años con el irresistible atractivo del joven Tom Cruise, pero buen actor, interpreta a Zack, un artista grafitero de vocación, preso de responsabilidades familiares y de un noviazgo agotado que le asfixian, hallando solo refugio (shelter) en las olas, mientras surfea en las playas de San Pedro, un suburbio de Los Angeles. Su encuentro con el hermano mayor de su mejor amigo, un escritor gay de éxito, sacará a flote deseos que desconocía y la lucha entre quien realmente quiere ser y lo que esperan de él familia y amigos -no es solo salir del armario, sino hacerse cargo de su vida y aprender a volar- centra dramáticamente una historia filmada con inusual ternura e inteligencia, una de las películas más románticas que conozco. En una escena en la cama, tras una primera noche de amor, Zack vive ese instante de completo éxtasis ante la presencia del amado que sólo se experimenta, con suerte, una o dos veces. Trevor Wright, fotografiado en primer plano, lo refleja maravillosamente en su rostro y en sus hermosísimos ojos, como no recuerdo haberlo visto nunca en el cine. Imposible contemplarlo, habiéndote enamorado realmente alguna vez, sin revivir ese bocado en el pecho que duele y gusta al mismo tiempo.

miércoles, 23 de marzo de 2011

SEE YOU LIZ

Lo dicen los noticiarios. Ha muerto en Los Angeles Elizabeth Taylor a los 79 años, su frágil cuerpo al fin rendido ante la enfermedad. Pero cuesta creerlo. ¿Acaso no era inmortal? Creció en el estudio de la Metro, compañera de pupitre de Judy Garland, estrella toda su vida. Hasta cuando las películas la abandonaron -la pantalla ya demasiado pequeña para ella-, y solo sus matrimonios -ocho ¿o he perdido la cuenta?- y sus joyas la mantuvieron en el candelero, ella siguió brillando. Ganó dos Oscars, pero también el respeto de la cultura, con interpretaciones desgarradas que borraron su reputación de porcelana inexpresiva. Aunque yo siempre la recordaré como diosa inalcanzable de la pantalla. Bajando las escaleras en combinación al encuentro de Paul Newman, como Cleopatra -y dos vestidos para cada ocasión- entrando en Roma sobre la esfiginge.. Y sobre todo en A place in the sun, tentación letal de Montgomery Clift y sueño imposible de millones de espectadores, con sus 17 años y un vaporoso vestido blanco. Machaconamente repiten que ha muerto Elizabeth Taylor. Y me cuesta creerlo.... Pero no, el mito de ojos violetas no. Ese nos espera en el cine. Siempre.


lunes, 28 de febrero de 2011

I LOVE LUCY (TOO!)


En esto no hay manera de ser original. ¿A quén no le encanta Lucy? El genio de Lucille Ball, una cómica justamente legendaria, comparable tan solo a Chaplin en sus dotes mímicas y gracia ballética, queda bien resumido en esta famosa escena en la que ensaya el spot publicitario televisivo de un reconstituyente de nombre imposible y ¡un 32% de alcohol! Desternillante incluso para los que no tienen ni idea de inglés.