domingo, 5 de agosto de 2012

MARILYN: 50 AÑOS DE ETERNIDAD


En esta misma madrugada en que escribo estas líneas, también un domingo, un cinco de agosto hace medio siglo, en un bungalow relativamente modesto y casi desamueblado en 12305 Fith Helena Drive, de Brentwood, Los Angeles, murió una mujer y nacía un mito. Norma Jean y Marilyn Monroe. ¿Para qué recitar de nuevo las supuestas extrañas circunstancias del caso? La asistenta y su médico, que la encuentran acostada solo con su Chanel n. 5 y un teléfono en la mano, no llaman inmediatamente a la policía. Dicen que hubo tiempo de limpiar toda la casa y hasta de hacer una colada. El sargento de la policía que se encarga primero de la investigación sospecha asesinato y fue relevado a los pocos días. La autopsia no descubrió residuos de pastillas en el estómago, repiten los partidarios de una conspiración que implicaría al propio presidente Kennedy y su hermano Bob e incluso a la mafia. Una marca en el colon hace pensar a alguno en un enema administrado por vía rectal...

Seguir resulta escabroso e inútil. Se dictaminó oficialmente "probable suicidio", y aunque no puedan descartarse totalmente la muerte accidental o el asesinato, lo cierto es que dos días antes Monroe adquirió las 25 píldoras de Nembutal que se encontraron en su sistema sanguíneo. Un barbitúrico mucho más poderoso que el que usaba normalmente (Librium) y del que había buena cantidad en su mesita de noche. Nunca sabremos del todo cómo ni porqué murió. Pero hay indicios suficientes para desbaratar las teorías más intrigantes. Monroe. sin padre conocido y madre mentalmente desequilibrada, creció sin afectos. Emocionalmente frágil, ya había tenido tres intentos de suicidio. Su depresión era una enfermedad de familia, y su mundo  llevaba tiempo desmoronándose, incapaz de mantener ya mínimamente la mentira frente a la cámara. Su carrera hacía aguas y la mujer sin maquillaje ni labios de carmín de Brentwood tenía poco que ver con el icono de Hollywood.



Ese dormitorio sin muebles y de paredes vacías, que se adivina en esta foto oficial -donde un policía señala la mesita con media docena de botes de barbitúricos junto al cuerpo de Marilyn- ilustra el vacío y el sentimiento de abandono que debió sentir esta frágil mujer cuando los focos no la iluminaban. Todo eso se ha repetido ya muchas veces. Las especulaciones pueden ser interminables. ¿Pero quién podría penetrar en el alma de Marilyn cuando la mujer más deseada del mundo sin cita un sábado por la noche a las 8 inusualmente cerró por dentro la puerta de su dormitorio? La llamada telefónica -la última de su vida- que realizó una o dos horas después a Peter Lawford, según el actor, fue ininteligible. ¿Una desesperada petición de auxilio? ¿Un adiós al amigo y cuñado del presidente Kennedy? ¿Para qué seguir? Lo único cierto es que esa noche con 36 años murió una mujer abatida, se apagó una rutilante estrella y se alumbró, para la eternidad, una leyenda.