sábado, 9 de febrero de 2008

MI ENCUENTRO CON JOSÉ CURA


CON POTENTE voz baritonal y magnético físico, el tenor argentino José Cura es claro sucesor de Domingo en el repertorio dramático. Además de compositor y director de orquesta. Su ‘Otello’ fue aclamado en media Europa en el año del centenario de la muerte de Verdi, compositor al que rindió homenaje en un disco donde Cura se dirige a si mismo, y su interpretación del moro recientemente en Barcelona (disponible en DVD) resultó poderosa y conmovedora. Controvertido e iconoclasta, su desafortunada refriega con parte del público en el Teatro Real, durante una representación de ‘Il Trovatore' en 2001, le ha mantenido alejado desde entonces del coliseo de la plaza de Oriente. Eso ha salido ganando el Liceu. Durante aquellas representaciones madrileñas y por dos horas largas, solos en una claustrofóbica habitación del Teatro Real, mantuvimos una animada charla, donde sin pelos en la lengua despotricó del público y de la crítica, de Bocelli y hasta de Verdi. De Domingo sólo le produjo risa que se quitara años. En esta recuperación a punto he estado de colocar la transcripción sin editar. Pero finalmente me he decidido por una versión más amplia y algo diferente de la publicada en su dia en la revista ELLE.


-¿Tu mayor virtud, como persona y como cantante?
-”Pues, no sé si tengo muchas virtudes. Supongo que hay una que puedo decir, sin pasar por arrogante. La tozudez. Como persona y como cantante. En mi vida pública siempre he sido un temerario, pero calculado. Yo nunca me he tirado a nadar, sin saber si iba a flotar. Temerario, pero no estúpido.”

-¿Y tu mayor defecto?
-”Como cantante, muchos. Según mis detractores, estoy lleno de defectos y a lo mejor eso es parte del encanto. Como persona, la impaciencia. No tengo paciencia para las cosas banales de todos los días. Aunque me puedo pasar horas retocando una foto, porque mi hobby es la fotografía. Mi mayor impaciencia es con la mediocridad. No la soporto y estamos rodeado de ella.”

-A ver, a ver…
-”Los medios, las compañías discográficas y el periodismo corrupto pueden crear ídolos e iconos de la nada. Gente que de un día a otro, utilizando golpes bajos, se trasforman en un imperio. Algo admirable desde el punto de vista del marketing, pero no digas que tu imperio es el imperio. Yo no tengo problema con que alguien quiera llamarse de pronto cantante de ópera, como tampoco querría el dia de mañana si yo canto música popular que me desprecien tampoco, si está todo bien, pero para autoconvencerte de tu propio valor en tu edificio hueco no ataques a todos los profesionales que tenemos los ladrillos bien llenitos. Para llamarte cantante de ópera no hagas que en cada artículo que se escriba sobre tí se demuela a los otros cantantes sí verdaderamente de ópera. Vive tu vida y deja en paz a los demás”.

-Veo que Bocelli no es santo de tu devoción.
-"Yo a Bocelli lo conozco, nos hemos encontrado varias veces y no tengo ningún tipo de reacción alérgica por su carrera, Me parece admirable lo que está logrando, considerando los elementos de la base. Lo que sí me molesta es una cosa que no es de Andrea, sino aparentemente de su equipo de promoción. En los últimos artículos que estoy leyendo sobre él, hay siempre unos cuantos párrafos en los que para ponerlo a él en un cierto status tienen que demoler mi trabajo. Y lo que yo digo es, querido Andrea, si lo que haces está tan bien, ¿para qué atacarme a mí? Y me viene la mala leche, porque leees que para ensalzar el disco de Verdi de Andrea, que puede estar bien o mal, eso va en gustos, hay que sistemáticamente destruir el disco de Verdi de Cura.”

-¿Qué personaje histórico te hubiera gustado ser?
-”Me hubiera gustado mucho ser Bach, porque en música es el alfa y el omega. Después de él no hay nada nuevo bajo el sol, todo es un comentario de Bach, lo dijo hasta el mismo Mozart.”

-¿Cantas en la ducha?
-”No, jamás. Cuando eres un profesional de algo, cuando llegas a casa es para dejarlo.”

-Un libro que te haya marcado.
-”Muchos. Me han impresionado, por ejemplo, las novelas de Morris West. Una que me marcó de joven, y que quiero volver a leer, porque después de todo lo que me ha pasado lo haría con nuevos ojos, es ‘Los bufones de Dios’.”

-Si pudieras entrevistarte con Verdi, en este centenario de su muerte, ¿qué le dirías?
-”Pues que por qué no tuvo, no diría el coraje..., mmmm...”

-¿La temeridad?
-”Sí, la temeridad de desafiar más a su medio. Operas como ‘Don Carlo’, ‘Otello’, ‘Falstaff’ o ‘Un Ballo in Maschera” son obras maestras absolutas. Y para mi gusto, ninguna de sus obras anteriores tienen esa profundidad musical. Aparte de sus comienzos, donde aún estaba en la búsqueda, hay todo un periodo intermedio, donde se nota, se huele, y lo entiendo, donde hizo un compromiso de marketing. Pero si este hombre finalmente dijo, ya no me importa lo que digan, ni necesito más dinero y voy a escribir lo que quiero que sea mi legado y nos dejó esos grandes cinco títulos, imagínate si lo hubiera hecho antes… Podrían ser quince”.

-Lo que también parece es que no le gustaban demasiado los tenores y escribió mejor música para los barítonos.
-”Sí. Otello, su mejor papel de tenor, salvo cuatro puntas aquí y allá, es esencialmente un rol de barítono. Verdi escribió mejores páginas para el barítono, y no sólo musicalmente, sino también desde el punto de vista psicológico del personaje. Por ejemplo en ‘Il Trovatote’. ‘Il balem’ y la escena posterior es mucho más profundo -y lo siento por los fanáticos de la ópera- que ‘Di quella pira’, que está muy bien como compromiso y marketing, porque él sabía que eso era lo que iba a vender la ópera.”

-¿Crees que la ‘donna e mobile’?
-”Sí, pero no creo al punto de ‘qual piuma al vento’, sobre todo estando casado con una mujer excepcional desde hace más de quince años, y mi mujer es muy ‘mobile’, pero de ‘piuma’ nada.”

Con qué música te relajas?
-”En casa no escucho ópera. Pongo Ella Fiztgerald, Frank Siantra, Michael Jackson, Madonna, esa música me encanta.”

-¿Qué tres cosas te llevarías a la famosa isla desierta?
-”No cosas, gente. Me llevaría a mi familia, mi mujer y mis tres hijos, pero eso es muy obvio. A mi perro. No me llevaría, por supuesto, ni un teléfono. Y creo que nada más. Porque si mañana me dijeran que yo puedo trabajar en cierta cosa que me permitiera dar a mi familia el mismo nivel de vida que puedo darle en el mundo del espectáculo, dejaría todo mañana y me dedicaría a esa cosa, porque si hay algo que me pone loco es tener que viajar contínuamente, es la única cosa de este trabajo que no soporto. No me importa pelear con productores o tener que aguantar la humillación de un público mentecato que viene pagado para pitarte. Pero estar siempre en el avión y tener que llamar por teléfono a casa para que tu hijo te cuente como le fue en la escuela, eso, eso... es duro.”

-¿Te imaginabas en tus comienzos esta carrera?
-”Nunca quise ser cantante, nunca me lo propuse. Hasta que descubrí que entre las tres o cuatro cosas que era capaz de hacer, lo de cantante iba a ofrecer unos resultados más inmediatos. Y en la vida hay que hacer compromisos...”

-Un poco como Verdi.
-”No, un mucho como Verdi. Con la diferencia de que yo no he hecho nunca concesiones. Por eso de mí podrás leer cosas maravillosas y las más horribles, lo cual me da mucho orgullo.”

-Bueno, los cantantes más controvertidos -Callas, por ejemplo- han dejado más huella.
-”Sí, y eso no ha pasado con muchos artistas. Sino con unos cuantos que han roto moldes y han quedado en la historia. A Verdi le pitaron la noche del estreno de ‘La Traviata’. Y a mí todavía me va muy bien, que me arreglan con un pitido. A la Callas le tiraban rábanos. Pero hoy se habla de la ópera antes y después de Callas, y no de antes y después de Tebaldi, su presunta rival. ¿Y por qué? Porque Tebaldi hacia las cosas muy bonitas, pero sin molestar a nadie. Y María dijo: yo quiero hacer las cosas así y al que le guste que me siga y al que no, que me odie.”

-Unos dicen que en el escenario tienes una presencia magnética. Pero otros ven un egocentrismo que interfiere con tu interpretación. Por ejemplo, como cuando cantaste ‘Cielo e mar’, en una producción de ‘La Gioconda’, mientras te pasabas una enorme cuerda por la entrepierna.
-”Eso no es verdad, aunque esa escena fue controvertida. Esa historia la creó la prensa alemana, que es a veces muy zafia. Algunos países tienen obsesión con todo lo que sea sexo. Y es como decimos en Argentina, mientras más corto tienes el pito más obsesionado estás. ‘Cielo e mar’ es una fantasía erótica del personaje sobre su mujer ideal. Y cuando yo canté el aria en la Scala en lugar de hacerlo con las piernas abiertas y los brazos en cruz, como hacen todos los tenores, traté de transformar lo que se veía en una actitud lo más sensual posible, sin caer en la vulgaridad, y lo hice tumbado en una roca que había en el escenario… El si bemol final no es más que una especie de desahogo orgásmico. Bueno, pues esto causó algo de revuelo.”

-¿Por qué dirigirte a ti mismo en el disco de homenaje a Verdi?
-”O encotrábamos un gran divo de la batuta y entonces era el disco de ese divo, cantado por mí. O un director absolútamente desconocido, que hiciera lo que yo quisiera. Y ni una cosa ni la otra era justa. Yo tenía una cierta concepción de los recitativos, de los colores, y quería que, para bien o para mal, ese fuera mi legado en esas arias. Y no hay trampas. Estoy frente a la orquesta, moviendo las manos y cantando al mismo tiempo. Que no es el caso de otros discos de Verdi de este año, que se han hecho con multitracks, como la música popular.”

-¿Has escuchado el de Bocelli?
-”Sí”

-¿Y qué te parece?
-”Que es un disco de Bocelli. Y no te digo más, tu ya interpretas..."

-¿Y lo escuchaste porque tenías curiosidad?
-”No, porque me lo mandaron de regalo, lo cual está bien."

-En tu disco de arias de Verdi, la foto es de ‘chico de póster’. ¿No temes que te confundan con en ese montón de cantantes de opera que venden más por la cara que por la voz?
-”Sí, pero es el tiempo el que cura las heridas. Compras por ese primer impacto, pero luego lo escuchas y compruebas que hay algo más. Si la fotogenia puede abrirte una carrera al inicio, tarde o temprano se te cae la estantería si no está respaldada por algo más. Al contrario que muchos de mis colegas, mi carrera es en el teatro y no discográfica. Tengo unas 80 funciones al año y no grabo nunca nada que no pueda cantar encima de un escenario. En mis discos no hay inventos de computadora. Y si no te lo crees ven a escucharme al teatro.”

-¿Qué te gustaría que dijera tu epitafio?
-”Algo como... Nos ha roto las bolas a todos por tantos años. Ojalá estuviera aún aquí para seguir haciéndolo”.