martes, 29 de julio de 2008

SHELTER (EEUU, 2007), más amor que playa







ANOCHE VI "SHELTER", la primera película escrita y dirigida por Jonah Markowitz. Situada en San Pedro, un suburbio urbano de Los Angeles, con atractivas playas y muchos cuerpos húmedos y bronceados de surfistas, yo me esperaba una película entretenida para el verano, agradable a la vista y fácil de olvidar. Me equivocaba. Escribiendo ahora, aún conservo ese agradable regusto que suele experimentar el herido por Cupido el día después. Y es que resulta imposible no enamorarse de esta película o de su protagonista, Trevor Wright, un chaval de 22 años con el irresistible atractivo del joven Tom Cruise, pero bastante mejor actor, que interpreta a Zack, artista y grafitero de vocación, obligado a trabajar de cocinero en un cutre "diner" para ayudar a su familia, formada por una egoísta hermana alcohólica y Cody, su sobrino de 5 años con quien ejerce en efecto de padre. Preso de responsabilidades y de un noviazgo en realidad ya agotado con una compañera del instituto, Zack se asfixia en San Pedro y sólo encuentra refugio (shelter) en las olas, mientras surfea. Cuando regresa a casa el hermano mayor de su mejor amigo, escritor, gay y con dinero, Zack va a descubrir deseos que desconocía y la lucha entre quien realmente quiere ser y lo que esperan de él familia y amigos es el centro dramático de una historia bellamente filmada y contada con inusual ternura e inteligencia. No es simplemente salir del armario, sino hacerse cargo de su vida y aprender a volar. Ciertamente, la historia resulta predecible y tiene todos los tópicos componentes de lo que ya empieza a ser un género. Pero en su fondo hay corazón y emociones sinceras, de historia en parte seguramente vivida por su director. Con una fantástica banda sonora y un reparto perfecto, "Shelter" es también una de las películas más románticas que he visto y merece una audiencia mucho mayor que la normalmente reservada para las películas independientes de temática gay. En una escena en la cama, tras una primera noche de amor, fotografiado en primer plano, Zack vive seguramente el momento más feliz de su vida, ese instante de completo éxtasis ante la presencia del amado que sólo se experimenta, con suerte, una o dos veces. Trevor Wright lo refleja maravillosamente en su rostro y en sus hermosísimos ojos, como no recuerdo haberlo visto nunca en el cine. Es imposible contemplarlo, habiéndote enamorado realmente alguna vez, sin revivir ese bocado en el pecho que duele y gusta al mismo tiempo.