miércoles, 24 de octubre de 2007

ABRIENDO LOS OJOS AL MUNDO



Aquí estoy. Algo embobado (o aturdido) con las luces y el barullo de la feria, bajo la amorosa mirada de mi padre. Yo, claro, no recuerdo nada. Pero era verano, había olor a limones con sal y manzanas rojas de caramelo. La camisita de color amarillo y los ojos todavía inocentes. Había dado pocas vueltas en el tiovivo de la vida. De todas mis fotos es la que más me gusta. Porque muestra en una simple imagen la tierna relación con mi padre, que no mira a la cámara porque sólo tiene ojos para mí. Han pasado muchos años. Aquel niño ha dado muchos tumbos. Hoy es muy diferente del que se suponía que debía ser. Escapó de una España mediocre y volvió transformado a un país muy diferente. Casi nada me une a esa criatura que al parecer fuí. Sólo una cosa se ha mantenido sin cambio. El cariño enorme y protector de mi padre, paraguas y refugio.