domingo, 8 de mayo de 2011

COCA-COLA: 125 AÑOS DE EFERVESCENCIA











Un día como hoy
, hace siglo y cuarto, un señor de Atlanta con dolor de cabeza entró buscando remedio en la farmacia de un tal John Pemberton, que le vendió un brebaje -de su propia imvención-, una mezcla de semillas de cola y hojas de coca -sí, de esa, de esa coca- y, aunque no sabemos si le quitó la jaqueca, debió quedar bastante contento. Pronto se le añadió gas y se la puso al fresco, comercializándose por 5 centavos como bebida refrescante para calmar la sed. Frank Robinson le dio nombre y diseñó caligráficamente uno de los logos más universales de la historia. Pemberton acabó vendiendo su fórmula por 2.300 dólares y la nueva empresa empezó la fulminante conquista del mundo. Bandera de América del Norte como Superman, la chispa de la vida se convirtió pronto en símbolo del arrasador imperialismo estadounidense. Pero también como icono cultural, consagrado en museos por Andy Warhol, ha llegado al último rincón del planeta. A mí, con muchísimo hielo, no hay bebida que me guste más. Quizás me encanta el cosquilleo en la garganta más que ese indefinible sabor que hoy cumple 125 años. Sé que no debe ser bueno, pero la bebo como el agua y no podía pasar por alto este aniversario. La vida sería más aburrida sin su efervescencia.


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