martes, 13 de marzo de 2007

CAMINAR SOBRE LAS AGUAS (Israel, 2004)





En una de las escenas más hermosamente cargadas de intención simbólica de la última película del director israelí Eytan Fox, Axel (Knut Berger), un joven alemán de visita en Israel, intenta andar sobre el mar de Galilea, mientras un atónito Eyal (Lior Ashkenazi), su atractivo guía turístico judío, le advierte sarcásticamente que le han mentido, que no se puede caminar sobre las aguas. Aunque sólo consigue un remojón, Axel insiste en que por supuesto es posible, simplemente hay que descargarse previamente de toda la negatividad interior. La crónica de este proceso de liberación de Eyal -en realidad, un frío superagente del Mossad, experto en asesinar terroristas con inyecciones letales- es el núcleo central de una película que consagra como cineasta maduro a la joven promesa de Yossi&Yagger.

Producto más del corazón que de la cabeza, Caminar sobre las aguas es una bella parábola, sabiamente desarrollada, que reflexiona sobre la inutilidad de la venganza y su principal efecto colateral, la deshumanización del verdugo, con infinitamente más imaginación y eficiencia narrativa que la celebrada, y veinte veces más costosa, Munich de Spielberg. Eyal no puede llorar, según el médico por un problema de los conductos lacrimales. Pero sabemos que la verdad emocional es más inquietante. Tras años de matar por razones de Estado, su alma se ha secado. Su notable atractivo físico esconde una despiadada máquina sin sentimientos que “mata todo lo que toca”, como le escribe en una nota de despedida Iris, su mujer, cuya presencia mantiene sobrecogido a Eyal en atormentada memoria. Es esta una de esas historias que se quedan contigo, que pasan a formar parte de tu experiencia vital y en cierta medida te hacen crecer como persona.

Una película prácticamente perfecta que no recibió toda la atención que merecía en su estreno hace un par de años. Menos mal que existe el DVD (editado en España por Cameo, una compañía ejemplar, indudablemente constituída por amantes del cine, y con un creciente catálago de espléndidas películas).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tolito que rico escribes!

STEFANO